La vorágine de los acontecimientos la hizo protagonista. La difusa lengua presidencial convirtió a la totuma en útil instrumento de la salvación nacional. Así como los egipcios inmortalizaron su vida entre el desierto, el nilo y las pirámides nosotros encontramos la perpetuación de la idiosincrasia venezolana en la dura piel de la totuma. La drástica reducción de los felices momentos del baño, tienen como hecho importante que una plebeya hija del monte y el culebrero, tenga la dicha de competir contra la lozanía de los tocadores ambientados en Francia.
En el espacio de la totuma no suena la marsellesa. Su origen humilde se acerca más al baño de río y al jabón azul; sus pasiones aparecen en el bullicio del discurso del matorral. Allá se escribe una historia con personajes que hunden sus vidas en las alpargatas de la lucha y la dignidad.  
Miraflores no se parece a la totuma. Detrás de las apariencias presidenciales existe todo un andamiaje de mentiras, que busca ocultar la gran falsedad de los principios que inspiran su podrido socialismo.
Un régimen que auspicia las ideas ensangrentadas de la muerte. El socialismo vengador ataca de nuevo. Millones de seres humanos fueron triturados por el poder de su disfraz. En por ello, que nuestra tapara no se presta para darle contenido a semejante engendro diabólico
¿Cómo creer que Hugo Chávez, dará el ejemplo si gasta millones en viajes, regalos y ropa?  
Por ello su canto es desgarrador. Las aguas fluyen en los márgenes de la ensenada, no hay espacio sino para oír como las notas de la totuma describen al hacedor de mentiras. Hace años que Hugo Chávez, enterró su origen llanero. Prefiere su papel de nuevo rico que volver a recordar los pesares que se vivían en la casa de palma, seguramente en aquel modesto mosaico del sacrificio, si existía esa pieza rugosa que servía de cómplice para el baño reparador. Ante las crecidas de los ríos barineses, y su innegable peligro, era prefiere tener agua almacenada para mojarse con la vida. Entre las tapas de zinc y el matorral se escuchaba el estremecimiento del grito altanero, la voz del llanero entonado sus vivencias mientras la totuma va y viene entre el cuerpo remojado y el pipote que deja correr parte de su arsenal de vida.
Ahora, oh totuma ancestral. Eres pieza de colección, vivirás en Miraflores en donde uno de los tuyos, se olvidó de tu pueblo afligido.
Nos imaginamos a todos esos boliburgueses, llenos con el dinero de todos los venezolanos, disfrutando de un buen baño totumero. Una plebeya en las esplendidas mansiones de la corrupción. ¿Cómo ocultarán sus piscinas gigantes, jacuzzis suecos con decorados y espejos de Estados Unidos? De la totuma que llega con su vestimenta de harapos. Seguramente la convertirán en trofeo de la oscuridad. En utensilio para duchar a los cocker spaniel comprados en la calle Oxford de Londres.              
Un socialismo del chiste, un gobierno tan falso como corrupto. No merece bañarse en totuma.

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