El Estado Comunal y su perversidad 2025
Escrito por Leandro Rodríguez Linárez | X: @leandrotango   
Sábado, 28 de Diciembre de 2024 00:00

altLa democracia directa nació en Grecia aproximadamente 550 años antes de Cristo, eran civilizaciones poco numerosas

donde la vida transcurría en las labores propias de la comunidad. Los ciudadanos, con acepciones, se reunían, tomaban decisiones que implicaban lo público y vigilaban su cumplimiento. A medida que las sociedades humanas fueron evolucionando, este tipo de democracia directa fue suplantada por una mucho más eficiente.

Hoy es imposible procurar volver al romanticismo de la democracia directa per sé, la modernidad lo impide, el desarrollo. Pretender que "las comunidades" ejecuten sus proyectos, hagan canchas, asfaltados, acueductos, etc. no solo supone un nivel de ingeniería muy específico, sino que es superlativamente arcaico, pues en qué momento los habitantes de las comunidades estudiarían, trabajarían, compartirían con sus familias, etc. Suponer que exista la capacidad técnica y combinar todas estas acciones para emprender estos proyectos implicaría que éstos se culminarían en lapsos de tiempos extremadamente largos, El asunto amigo lector, como sucede dónde la calidad de vida es elevada, es escoger correctamente a quienes gobiernan, a quienes administran lo público y acelerar resultados con el mayor beneficio posible.

El presupuesto participativo fue una experiencia nacida en Brasil, Porto Alegre, donde los habitantes de una comunidad se reunían, priorizaban sus proyectos en torno a las necesidades reales y sentidas, luego el sector público (alcaldías, gobernaciones o lo Estatal) ejecutaban el proyecto bajo el ojo contralor de las comunidades, quienes jamás tocaban un centavo, simplemente se aseguraban que todo fuera conforme a lo proyectado.

El Estado Comunal nace en Venezuela en 2006, como una herramienta ideada bajo la administración de Chávez para que, vía consejos comunales, las comunidades sintieran, en año de presidenciales, que “les llegó” directamente desde la presidencia dinero, recursos al recién creado “banco comunal” para que ejecutaran proyectos, en ese entonces y con un Bolívar que aún tenía valor, el primer monto aprobado fueron 30 millones, de los cuales poco se supo en tema de eficiencia y transparencia. La estrategia electoral brindó resultados, desde luego, con el boom petrolero más alto y sostenido de la historia, no era nada difícil.

Cuando el chavismo comenzó a perder alcaldías y gobernaciones importantes, en 2008, el Estado Comunal se desata, principalmente bajo los inauditos chorizos de leyes, producto de las leyes habilitantes otorgadas al ejecutivo nacional, a Chávez. A cada espacio que pierden por la vía del sufragio quitan recursos, competencias, facultades e imponen un poder paralelo, el Estado se atrofió, se hizo inmenso, el clientelismo llegó a niveles trágicos que aún se mantienen.

Para 2024 nada ha cambiado, todo sigue conforme al legado de Hugo Chávez, eso sí, ante el irrecuperable nivel de rechazo, 90% aproximadamente, el voto contemplado en la Constitución le es inservible al chavismo, lo terminó de comprobar el 28J, de este modo vuelve echar guante al inefable Estado Comunal.

Desde las presidenciales y definiendo un 2025 lleno de desafíos de legitimidad y legalidad, el régimen apuesta por sembrar de estructuras psuvizadas la nación, que vigilen, controlen a los ciudadanos, que tomen decisiones jurídicas-políticas como los “jueces de paz”. Tratan de retroceder a la democracia directa bajo los oscuros telones de consejos comunales y comunas, donde los venezolanos vivan exclusivamente de lo que la administración central y el psuv “envíe” para sobre vivir.

El Estado Comunal, inconstitucional por su forzada preeminencia, busca continuar cubanizando al país, lo está haciendo con relativo éxito desde hace 2 décadas. Colma a Venezuela de un andamiaje de estructuras obedientes a la dirección de psuv, donde las elecciones conforme a nuestra historia no tienen ningún valor, el voto institucionalizado no premia, no castiga ni genera cambios, la disidencia política es prácticamente un delito y la Constitución es sustituida por una borrosa ideología. El Estado Comunal busca dominar a los venezolanos desde su lugar de domicilio, su familia, a través de sus necesidades básicas; alimento, vivienda, salud, libertades y demás.

Ante la imposibilidad de sostener la democracia y el sufragio constitucionalmente establecido como instrumento de legitimación, se pretende, bajo la simulación de asambleas de ciudadanos (tuteladas, flagrantemente partidizadas) impactar en todo lo inherente a la vida de las personas, las familias, el país. En consecuencia, urge el rescate del único Estado aprobado por los venezolanos y contemplado en nuestra carta magna, que garantice la democracia y la constitucionalidad, no una nación doblegada a un partido, a su violencia institucionalizada.

Venezuela no merece retroceder a estadios superados por la humanidad hace décadas o siglos, experimentos comunistoides fracasados, conceptos aldeanos de sobrevivencia cuando somos inagotablemente ricos en recursos y todo lo requerido para ser inmensamente prósperos. Merecemos, como lo tienen las naciones que hoy gozan de alta calidad de vida, una democracia moderna, constitucional, orquestada por gobernantes capaces, que no se excusen, que no conculquen libertades ni derechos a los ciudadanos y que en lugar de empeorar los problemas existentes los resuelvan. Lo único que requiere Venezuela son personas capaces que la dirija, no un presunto Estado mágico dirigido por quienes tras un cuarto de siglo en el poder absoluto y con manos llenas echaron a perder todo.


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