El laberinto electoral venezolano
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial   
Martes, 29 de Julio de 2025 00:00

altEl panorama político y electoral de Venezuela ha sido, en los últimos años, un punto de constante atención y controversia para la comunidad internacional.

Las elecciones presidenciales de julio de 2024, seguidas por los comicios regionales y parlamentarios de mayo de 2025 y las municipales de julio de 2025, han dibujado un escenario complejo, marcado por la polarización, las denuncias de irregularidades y un persistente cuestionamiento sobre la legitimidad de los resultados por parte de gran parte de la opinión pública internacional. Este ensayo busca analizar los resultados observados en estos eventos electorales, las reacciones externas y las cruciales lecciones que la oposición venezolana podría extraer para fortalecer su estrategia futura en la búsqueda de un sistema electoral competitivo.


Las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024: un punto de inflexión disputado

Las elecciones presidenciales de 2024 representaron un momento de alta tensión y expectativa. El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, controlado por el oficialismo, anunció la victoria de Nicolás Maduro, proclamándolo ganador de los comicios. Sin embargo, esta declaración fue inmediatamente y enérgicamente refutada por la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que, a través de su candidato Edmundo González Urrutia y la líder María Corina Machado, denunció un fraude masivo. La oposición afirmó poseer actas de escrutinio que demostraban la victoria de González, pero estas no fueron reconocidas por el CNE.

Desde el punto de vista de la opinión pública internacional, el resultado fue recibido con un escepticismo generalizado y una condena casi unánime. Organizaciones como el Centro Carter y un panel de expertos electorales de la ONU declararon que el proceso no cumplió con los estándares internacionales de integridad electoral, careciendo de transparencia y presentando irregularidades sin precedentes, como la falta de desglose detallado de los resultados. Gobiernos de países clave como Estados Unidos, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y Uruguay, entre otros, reconocieron la victoria de Edmundo González Urrutia o expresaron serias dudas sobre la legitimidad de los resultados oficiales, exigiendo una auditoría completa de los votos. La exclusión de la Unión Europea como observador electoral y las restricciones impuestas a otros observadores internacionales agravaron la percepción de un proceso viciado. Solo un puñado de naciones, principalmente aliados ideológicos del gobierno venezolano, felicitaron a Maduro, lo que aisló aún más al régimen en el escenario global.


Los comicios regionales y parlamentarios del 25 de mayo de 2025: La consolidación del control oficialista en medio de la abstención

Menos de un año después de las presidenciales, Venezuela celebró elecciones regionales y parlamentarias. El CNE anunció una victoria abrumadora para el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB), la alianza chavista, que se adjudicó 23 de las 24 gobernaciones y una mayoría legislativa absoluta en la Asamblea Nacional y los consejos legislativos estadales.

La participación fue un punto de fuerte controversia. Mientras el CNE afirmó una participación del 42,63%, la oposición y encuestadoras independientes reportaron cifras drásticamente menores, cercanas al 12-13%. Esta disparidad evidenció la profunda desconfianza en el sistema electoral y una abstención masiva por parte de la población.

Las irregularidades que marcaron este proceso incluyeron la persistencia de las inhabilitaciones políticas a líderes opositores, que impidieron la participación de figuras con alto respaldo popular. La oposición y organizaciones de derechos humanos denunciaron estas inhabilitaciones como un patrón de persecución política. Además, se señalaron la opacidad en el cronograma electoral, la falta de auditorías técnicas y la ausencia de observación internacional independiente, lo que contribuyó a la percepción de un "fraude precocido".

Un factor crucial en estas elecciones fue la fragmentación de la oposición. A diferencia de la relativa unidad lograda en las presidenciales de 2024, en mayo de 2025 un sector mayoritario de la oposición optó por el boicot, argumentando la falta de condiciones justas, mientras que otro sector decidió participar con el objetivo de conquistar espacios o como una forma de protesta. Esta división diluyó la fuerza opositora y facilitó la victoria del oficialismo.


Las elecciones municipales del 27 de julio de 2025: El boicot como mensaje y la ausencia de oposición

Las elecciones municipales de julio de 2025 siguieron un patrón similar, con el chavismo declarando una victoria aplastante en la mayoría de las alcaldías. El CNE reportó una participación del 44%, cifra que, al igual que en mayo, fue cuestionada por la oposición, que interpretó la baja afluencia como una abstención masiva y un rechazo al régimen.

La principal coalición opositora, la PUD, mantuvo su postura de boicot, negándose a participar en un proceso que consideraba desprovisto de garantías. Esto resultó en una ausencia casi total de competencia real y en la consolidación del control oficialista a nivel local. La prensa internacional destacó que Venezuela eligió alcaldes "sin casi oposición al chavismo", subrayando el desinterés y la abstención como respuesta a lo que muchos consideraron una "nueva farsa electoral".


Lecciones y aprendizajes para la oposición venezolana

La secuencia de estos eventos electorales ofrece aprendizajes cruciales para la oposición venezolana en su objetivo de promover un sistema electoral competitivo y lograr un cambio democrático.


Aprendizajes positivos:

  • Capacidad de movilización y conexión ciudadana (2024): La experiencia de las elecciones presidenciales de 2024 demostró que, a pesar de las adversidades, existe una enorme voluntad de cambio y una capacidad de movilización ciudadana que puede ser activada por un liderazgo claro. La conexión lograda entre el Candidato Edmundo González,  la conductora de la campaña María Corina Machado y la ciudadanía es un activo invaluable.
  • Defensa del voto en el terreno (2024): La capacidad de la oposición para recopilar un número significativo de actas en 2024, que contradecían los resultados oficiales, es un aprendizaje fundamental sobre la importancia de la organización y la defensa del voto en cada centro.
  • Condena internacional consolidada: La persistente y mayoritaria condena internacional a la falta de transparencia y legitimidad de los procesos electorales venezolanos mantiene la presión sobre el régimen y valida la narrativa de la oposición ante el mundo.

 

Experiencias Negativas

  • Fragmentación estratégica (2025): La división entre el boicot y la participación en las elecciones de 2025 diluyó la fuerza opositora, generó confusión y resultó en derrotas predecibles que consolidaron el poder oficialista.
  • Incapacidad de capitalizar el apoyo popular: A pesar del masivo respaldo demostrado en 2024, la oposición no logró traducir ese apoyo en victorias electorales concretas en 2025 debido a la falta de una estrategia unificada y la imposibilidad de defender el voto en un terreno adverso.
  • Percepción de ineficacia de la abstención solitaria: Si bien la abstención puede ser una forma de protesta, cuando no va acompañada de una estrategia clara y unificada, puede ser percibida como una cesión de espacios al oficialismo, generando desánimo y desmovilización.

 

Acciones Estratégicas a Futuro para Fortalecer a la Oposición:

  1. Reconstrucción de la unidad estratégica: Es imperativo que la oposición supere sus divisiones y construya una estrategia electoral unificada y consensuada. Esto implica definir cuándo y cómo participar, y asegurar que todos los actores relevantes se alineen con esa decisión para maximizar su impacto.
  2. Fortalecimiento de la organización territorial y electoral: La oposición debe invertir en la formación y despliegue de equipos en cada centro de votación, capaces de defender el voto y recopilar actas, sin importar las condiciones. La defensa del voto en el terreno es una herramienta crucial.
  3. Comunicación clara y coherente: Es vital que la oposición comunique de manera transparente y pedagógica sus decisiones estratégicas a la ciudadanía, explicando los fundamentos de cada acción y sus objetivos, para mantener la confianza y evitar la desinformación.
  4. Presión sostenida por condiciones electorales justas: La oposición debe mantener la exigencia de un CNE independiente, el fin de las inhabilitaciones, la liberación de presos políticos, la presencia de observación internacional creíble y el acceso equitativo a los medios.
  5. Reconexión con la ciudadanía más allá de lo electoral: La oposición debe profundizar su conexión con las bases sociales, atendiendo sus problemas cotidianos y promoviendo la participación ciudadana en otros ámbitos, construyendo una base de apoyo sólida y resiliente.
  6. Desarrollo de nuevos liderazgos: Es crucial identificar y apoyar a nuevos liderazgos a nivel regional y local que puedan conectar con las realidades específicas de cada comunidad y construir estructuras de apoyo desde abajo.

 

Errores a no cometer de nuevo:

  1. La fragmentación interna: La división de la oposición en estrategias contradictorias para un mismo proceso electoral es un error que debe evitarse a toda costa.
  2. Subestimar la maquinaria oficialista: El chavismo, a pesar de su impopularidad, posee una maquinaria de control y movilización que no puede ser ignorada o desestimada.
  3. Generar falsas expectativas: La oposición debe ser realista sobre los desafíos y no prometer victorias fáciles, para evitar la desilusión y la desmovilización de sus bases.
  4. Abandonar la defensa del voto en el terreno: La incapacidad de tener el 100% de las actas en las municipales de 2025 fue un error costoso que no debe repetirse. La auditoría ciudadana del proceso es fundamental.
  5. Falta de planes de contingencia: Ante la imprevisibilidad del régimen, la oposición debe desarrollar escenarios alternativos y planes de acción para cada posible movimiento del gobierno.

 

Conclusión

Las elecciones venezolanas de 2024 y 2025 han reafirmado la percepción internacional de un sistema electoral profundamente sesgado y un gobierno que busca consolidar su poder a través de mecanismos que comprometen la integridad democrática. Para la oposición, el camino hacia un sistema electoral competitivo es arduo y multifacético. Requiere una unidad estratégica inquebrantable, una organización robusta en el terreno, una comunicación transparente y una presión sostenida por condiciones justas, sin caer en los errores de la fragmentación y la subestimación del adversario. Solo a través de una estrategia integral y adaptativa, la oposición podrá capitalizar el descontento ciudadano y avanzar hacia la restauración de la democracia en Venezuela.

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