Diferencias sin resolver
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 20 de Octubre de 2025 01:34

altLa república la concibieron los civiles. Los militares hicieron la guerra para lograrla.

En gran medida, esto fue el origen de la mayoría de las disputas políticas, sobre todo después de 1830, debido a dos visiones de país: de un lado, la concepción militarista y del otro, la civilista. Un enfrentamiento que -a fin de cuentas- ganará el ala castrense hasta bien entrado el siglo XX.

Copiosos escritos y diversas opiniones han abordado este tema. En otras palabras, múltiples textos y decenas de académicos han tomado posiciones interesantes, algunas muy críticas y otras no menos defensivas. Lo cierto, es que esta ya longeva discrepancia sigue vigente.

Por allá en febrero de 1928, un grupo de estudiantes universitarios plantearon unas tesis que a la postre tendrían, no solo resonancia nacional, sino también presencia y posibilidad de hacerse efectivas. Tanto así, que la democracia y el civilismo se hicieron realidad algunos años más tarde. Porque nadie puede poner en duda que, más allá de la cansona discusión que si fue o no un golpe de Estado, es solo a partir del 18 de octubre de 1945, cuando pudo voltearse la “tortilla” contra del viejo militarismo y pudo surgir la proyectada república, el ejercicio de muchas garantías y derechos que hasta esa fecha habían sido conculcados y, por supuesto, la puesta en práctica de una serie de decisiones políticas, económicas y sociales en beneficio de las grandes mayorías.

La elección de la Asamblea Constituyente, la aprobación de una moderna Constitución y la posterior designación del presidente de la República, mediante la votación universal, directa y secreta (eventos que podríamos calificar de insólitos casi a mitad del siglo XX) partió definitivamente en dos aguas la historia constitucional de Venezuela. De allí que no haya habido un retroceso en cuanto al método de elección popular para los cargos más representativos de la estructura republicana nacional (a pesar de sus fallas, posteriores manipulaciones e impúdicos desconocimientos). En consecuencia, algunos podrán pretender dar la “vuelta a la manzana”, como decimos en criollo, pero de ninguna manera podrán vulnerar o ignorar su origen popular.

Entonces, hay dos aspectos, al menos, que no pueden ser obviados de esta revolución octubrista: La elección universal, directa y secreta que privó, en el caso específico, para el presidente de la República y su impedimento de relegirse inmediatamente. Aunque esto último, de manera absurda, fuera modificado en el año 2009. Y es que de la relección contigua y continua (vetadas en las constituciones de 1947 y 1961) fuimos víctimas, salvo algunas honrosas excepciones, por demás casi siempre civiles, de quienes, a través de vericuetos, zancadillas y de patear las respectivas constituciones, intentaron permanecer en el poder. (el militarismo siempre ha sido propenso a este tipo de acciones). En todo caso, la primera lección de democracia y alternancia en el manejo de la cosa pública, la dieron los propios integrantes de la Junta Revolucionaria de Gobierno al establecer una clara prohibición de postularse de seguidas o de buscar la relección.

Dos legados y ejemplos que nos dejó el civilismo a partir del 18 de octubre de 1945 y que tendremos que tomar en cuenta a la hora de considerar una necesaria reforma constitucional. Hay una clara diferencia, dos visiones de país, que debemos resolver de una vez por todas.

alt


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com