Después del invierno
Escrito por Ricardo Ciliberto Bustillos   
Lunes, 22 de Diciembre de 2025 00:00

altNos adentramos, en el hemisferio norte, a aquello que llamamos solsticio de invierno.

Según nos han enseñado, esto es cuando el sol se halla más lejos de la tierra.

Hacemos esta referencia por cuanto, haciendo un símil, podríamos – perfectamente – asemejar este período con el que política y socialmente vivimos. Ese “calor ciudadano” que en pasadas circunstancias fue una genuina posibilidad, ha trasmutado en algo difícil, complejo, carente de sosiego, normalidad y, sobre todo, de entendimiento y unión. Yendo más allá, de una total carencia de respeto a la opinión diferente y de protección o resguardo de los derechos personales, tan importantes en nuestros tiempos.

Vivimos un serio y comprometedor trance. Sin embargo, de una manera extremadamente optimista, Albert Einstein señalaba que las crisis en las personas y en los países generan progreso. Lo cierto es que, desde hace mucho tiempo, ese cambio y  ulterior avance se vislumbran de una manera tenue y lejanos.

Dirían algunos poetas y más que estos, muchos optimistas, que después del invierno viene la primavera. Ciclo solar impepinable que muchas veces requiere ser utilizado para advertir que, a pesar de la adversidad, siempre habrá la factibilidad cierta de superarla.

Desde que el hombre vive en sociedad, innumerables crisis han ocasionado trascendentales cambios. No sabemos si todas, pero seguramente la gran mayoría, cuando fueron rebasadas, procuraron nuevas situaciones, algunas verdaderamente sorprendentes y exitosas.

Sin ser “panglossiano” u optimista ingenuo, como el personaje de Voltaire, todos debemos apostar a que esta penosa circunstancia será superada satisfactoriamente. Hay cosas en la naturaleza y en la vida que no están sujetas a la voluntad de unos cuantos. A todo evento, los hechos y el curso de la historia nos indican que estos duros tiempos, indefectiblemente, desembocarán en algo afirmativo y bueno para todos. El asunto está en no perder la brújula y voluntad de transformación.

La tierra sigue su movimiento alrededor del sol. La política y la sociedad tienen una gran similitud con este ciclo. Después de estos días invernales, tristes, oscuros, llenos de incertidumbres y temores, vendrán aquellos que, como la primavera, serán testimonio de un renacer, de una inusitada confianza, un reverdecer de la esperanza y, por supuesto, de impecables e indeclinables propósitos.

Que esta navidad, más allá de sus valores cristianos y de su significado espiritual, nos sirva para reflexionar acerca de esta espinosa coyuntura y, más que todo, sobre la imperiosa necesidad de lograr situaciones que, entre otras, nos devuelvan la paz, la armonía y la solidaridad que tanta falta nos hacen. Recordemos que -generalmente- en política, como en la tierra, al invierno le sigue la primavera. A todos, nuestros mejores deseos en esta navidad.

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