Juan Bonilla: "el libro electrónico le arrebata su biografía al lector" |
Escrito por Iván R. Méndez | X: @ivanxcaracas |
Lunes, 13 de Octubre de 2014 12:32 |
Aunque escribe una contundente novela sobre uno de los vanguardistas más optimistas del siglo XX (Vladimir Maiakovski), el español Juan Bonilla se mantiene al margen del vértigo tecnológico, no utiliza las redes sociales y considera que el libro electrónico le arrebata su propia biografía al lector. Pero empecemos por el motivo que nos reunió, gracias a Planeta Venezuela, a Juan Bonilla y a quien esto escribe: la novela “Prohibido entrar sin pantalones”… una obra vertiginosa, que nos traslada, en sus mini capítulos, a un momento crucial de la poesía moderna: las andanzas de Vladimir Maiakovski, un futurista , un alucinado, un comprometido, pero sobre todo un hombre que decide apartarse con la contundencia de una “cuestión zanjada”, que podría ser, a mi juicio, el nombre alterno de esta obra de 380 páginas. La obra no es sólo una novela o una biografía, es una mezcla de versos, aforismos, máximas y una acuciosa narración de la existencia del ruso, signada por un peligroso cruce de lo ingenuo y lo optimista. — ¿Por qué es relevante, para un lector del siglo XXI conocer a un poeta ruso de principios del XX. Digo conocer porqué la novela está narrada con tal vértigo que es imposible dejarla en la mesa de noche es imposible no conectarse con las andanzas idealistas y accidentadas del ‘gigante’, como lo llamaban, por sus dimensiones, quienes lo conocían? —Juan Bonilla: Fundamentalmente, te diría un publicista, por su atractivo, porque su figura tiene un punto de mítica, más allá de su importancia como poeta de la revolución rusa, porque también fue actor y guionista de cine. Maiakovski es tan legendario que cuando pienso en él, no lo hago como en alguien que vivió tan cerca de mí como tan sólo 100 años, casi como un contemporáneo, sino que pienso en Aquiles o en Héctor. — Pero a pesar de lo legendario, Maiakovski se desliza casi anónimo en la enseñanza de la literatura para los no ‘iniciados, ¿por qué ocurre eso? — Juan Bonilla: yo creo que los poetas están vivos o muertos, dependiendo de si los hombres están vivos o muertos. Hay poetas del siglo I antes de Cristo que están vivos y otros del siglo XX, con quienes te puedes tomar una cerveza, que están muertos. Con esto te indico que la poesía no tiene nada que ver con el ciudadano. Creo que la poesía de Maiakovski es de las que está viva y de las que se las arreglará para estarlo siempre. Lo que pasa es que es una poesía tan señalada por sus circunstancias, que muchas veces no es más que el pedestal sobre el que alzar la figura del poeta (…) sin embargo, lo que lo mantiene en pie no son sus payasadas, peleas o su apoyo a Lenin en la construcción del hombre nuevo, sino fundamentalmente sus poemas. — ¿Qué le quedó al siglo XX y al XXI de esa borrachera de arte y política? — Juan Bonilla: Estoy con Hegel con eso de que la historia se repite y hay evidencias de que es así. Hay períodos de calma, que los griegos llamarían apolíneos, que por cansancio, por inefectividad, por lo que sea, le sigue un período dionisíaco, como el representando por Maiakovski. Si te vas a 1989, cuando cae el ‘Muro de Berlín’ y entramos en un período apolíneo de tranquilidad , Fukuyama dice que vivimos el fin de la historia, si en 1991 sugieres que vienen tiempos tenebrosos, de vigilancia total , te habrían dicho que eres un pobre anti capitalista que no quiere reconocer el triunfo absoluto del capitalismo que nos ha llevado a este sosiego… Hasta que se produce la catástrofe del 11 de septiembre de 2001 y volvemos a un período dionisíaco, donde todo es guerra, todo es peligro, hay más libertad que nunca pero estamos más vigilados que nunca. Nuestra propia libertad nos vigila, apenas entramos a Internet ya hay ventanas que te sugieren comprar o mirar cosas, porque alguien nos mira… Estamos en un período de efervescencia donde antes o después los sistemas quiebran y aparecen, como relevantes, figuras como Maiakovski. — Los futuristas, ¿eran así de vertiginosos, trabajaban en ese registro que le imprimes a la obra, donde apenas dejas que el lector agarre aliento para seguir adelante? — Juan Bonilla: Una de las grandes pobrezas del futurismo es que no supieron escribir sus novelas. Ellos hacían muchas cosas, pero no hay una sola que merezca el nombre de novela. Me parecía un error calamitoso que un movimiento tan potente no hubiera sabido contarse a sí mismo. Y lo único que dejaron fueron como los restos de un naufragio…Obviamente, esa rapidez es la de la época, pero también es la de mi prosa, mi estilo. Uno trata de escribir aquello que le emociona cuando lee y, digamos, es el ritmo que me gusta como lector. Además, la novela es el género libre por excelencia, y no veo porqué un novelista no pueda jugar a ser poeta, ensayista o crucigramista si eso le funciona. Maiakovski: un espejo fiel de nuestros días El poeta ruso, con su narcisismo e infantilismo exacerbado es un “espejo fiel”, indica Bonilla, de esta era individualista que atravesamos. Como lector, me tropecé con una voz muy parecida a la de Salvador Dalí en sus diarios , pero el novelista aseguró que no ha leído nada del pintor hiperrealista , que sólo ha visitado al Dalí de su primera etapa, el de las colaboraciones con Luis Buñuel en “Un perro andaluz”, “Dalí sería como la etapa siguiente del artista narcisista, que es el artista cínico, porque Maiakovski en el fondo era muy ingenuo, pero Dalí es cínico, ya sabe que él, como Dalí, no así su pintura que es maravillosa, es el protagonista y hace negocio de eso…”, asevera Bonilla. Lo bueno y lo malo de la “reproductibilidad” de las obras de arte Para Bonilla, al descargar libros o discos piratas, “renuncias al acordarte de ti buscándolo, preguntando aquí o allá, frustrándote por no conseguirlo, y encontrándolo, feliz, años después… es decir, renuncias a tu propia biografía, por que la lectura es biografía. Ahora, para muchos, encontrar una obra es sólo darle a unas teclas y además le sale gratis. Al replicarle que tal vez el libro electrónico es la evolución de la “reproductibilidad”, que indicaba Walter Benjamín hace casi un siglo, Bonilla responde “ese fenómeno tiene un lado malo y uno bueno. El malo, que el arte como obra única que sólo tiene un aristócrata en un castillo en Transilvania…esa ha perdido su aura; pero la parte buena es que esa aura puede estar en cualquier otro sitio, en un anuncio de ‘Coca Cola’ que es considerado una obra de arte o en una performance callejera… El arte se las ha arreglado para expandirse, para hacerse cotidiano”. Al ahondar en el tema del libro electrónico y los cotidianos Derechos de Autor que se violentan en Internet, el escritor se define como “fundamentalista”, “estoy absolutamente en contra de la tendencia a la caducidad de los Derechos de Autor, sea a los 50 o 75 años. No deberían caducar nunca, porque si caducan esos derechos, entonces debe caducar todo lo demás, por ejemplo, los derechos sobre la tierra. No entiendo porqué la Duquesa de Alba es millonaria por ser descendiente de un Duque del siglo XVI y nadie sabe quienes son los hijos de Miguel de Cervantes. Yo creo que los herederos de Cervantes, que es la personalidad más importante que ha dado España, deberían ser millonarios, deberían ser Duques de algo…” . Girando el argumento, Bonilla, indica que está bien, que él aceptaría perder los derechos de sus novelas, libros de relatos y traducciones que realiza, pero eso sí, todos los demás también los perdamos y así le sirvan gratis los Gin Tonics , le arreglen gratis los zapatos o incluso le den un automóvil sin pagar nada… Agrega el español que no entiende esa lógica donde son los escritores y los músicos quienes deban lidiar todo el tiempo con el tema, enfrentando una presión social constante para que donen los derechos sobre sus obras, pero no pasa así con los arquitectos… Acotación “Prohibido entrar sin pantalones” (Seix Barral, 2014) se lee de un tirón. Le reportó al cuentista, novelista y traductor Juan Bonilla (Xerez, 1966), su segundo Premio Mario Vargas Llosa (el anterior fue por su libro de relatos “Tanta gente sola”) y aunque en Latinoamérica el tema comunismo nos produce alergia (por la versión resucitada y tropicalizada que padecemos en Venezuela y otros países), el libro se impone por su universalidad… Bonilla nos entrega a un poeta incendiario y humano quien supo vivir su momento histórico , hasta que éste lo sobrepasó y lo zanjó suicidándose. Aunque Maiakovski pensó que ponía un punto final al dispararse, el autor español nos muestra que no fue así, que las historias personales no se cierran con defunciones o desapariciones, sino que son territorio a conquistar por una imaginación bien documentada. Juan Bonilla es un militante en la hipótesis de la reinvención diaria de la literatura, “no debe entenderse que la literatura esté en crisis, sino todo lo contrario: tal vez su supervivencia pasa por ampliar de nuevo sus fronteras, por no conformarse con ser literatura, con dejarse invadir, como antaño, por otras disciplinas, admitirlas como hijas con soberbia naturalidad y sin mayores distingos: una novela no es más literatura que un ensayo científico…” (Blog Biblioteca en Llamas , 25/7/2014) Sin lugar a dudas, “Prohibido entrar sin pantalones” es una de las novelas más aceleradas, lúdicas y potentes del 2014… @ivanxcaracas Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla |
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