La figura del librero ha gozado siempre de simpatía y prestigio por la noble e importante labor social

que cumplen al contribuir con la promoción de la cultura, la educación, la ciencia y de manera general con las bellas artes. Siempre se han colocado en un sitial privilegiado a los tenedores de libros, que se encargan de la venta y difusión del libro, que es el pan del alma. Además en la mayoría de los casos constituyen una alternativa para la adquisición de libros usados a menor costo, incluso para comprar los que ya no se consiguen en los estantes de las librerías. En el municipio Sucre del Estado Miranda, para infortunio de sus habitantes, no existen muchos libreros, porque para ejercer este oficio se requiere de cualidades que no cualquier persona tiene, es decir, no es igual vender frutas o legumbres, sin denigrar para nada a los expendedores de estas mercancías, que vender libros.

Dentro de las cualidades que se requiere para ser librero, además de algún conocimiento sobre los clásicos, se requiere también tener paciencia, porque no siempre hay personas que quieran comprar libros, y mucho menos en la situación de tragedia económica por la que atraviesa Venezuela, en la que la prioridad está colocada en la adquisición de alimentos. Si a esto le agregamos la altísima deserción escolar, nos encontraremos con el hecho que la venta de libros no es el más rentable de los negocios. Con frecuencia visito a los pocos libreros que quedan en el municipio Sucre, sobre todo a los que están ubicados en la avenida Francisco de Miranda, para ver si encuentro algún libro que me interese y con ello alimentar mi conocimiento y mi muy modesta biblioteca. En estas ocasiones aprovecho para conversar un rato sobre distintos temas. Me cuentan lo difícil de su situación porque permanentemente son asediados por la policía, que los desalojan del lugar donde venden, además los amenazan con el decomiso de los libros (igual que los inquisidores del medio evo). Sabemos que en su gran mayoría los policías no son muy amigos de los libros. Esto lo corroboramos quienes durante muchos años hemos tenido alumnos policías.

Las autoridades del municipio Sucre deberían por el contrario, promover la existencia de grupos de libreros para que las personas tengan acceso al libro de manera más económica, y brindarle desde luego a éstos amigos de la cultura facilidades para que puedan ejercer su noble oficio sin sobresaltos y sin ser asediados a cada momento. La mayoría de la población no tiene los recursos suficientes para comprar libros en las cadenas de librerías (las que aún sobreviven), puesto que en ellas son muy costosos. Por lo que los libreros se convierten sin la menor duda, en una buena alternativa. Hay que tener en cuenta que con la promoción de la venta de libros de segunda mano, se contribuye a la educación, y la promoción del buen hábito de la lectura.

Se hace necesario contribuir a que las personas valoren el trabajo de los que venden libros al aire libre, este noble oficio merece mucho respeto y apoyo, no sólo de las autoridades, sino también de los ciudadanos, y para ser tales tienen que ser formados con la información que existe en los libros. Ojala las autoridades entiendan que no basta con las ferias de libros que esporádicamente se realizan, la venta de libros en la calle se necesita todos los días, de allí la gran importancia de los libreros.