Instituciones y prosperidad
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera   
Martes, 26 de Noviembre de 2024 23:59

alt¿Qué hace que una nación prospere mientras otra lucha por no caer en la pobreza?

Es una pregunta que ha alimentado los debates durante siglos, con respuestas que van desde la geografía, hasta la cultura y los recursos. Pero este año 2024, tres economistas centraron la atención en un culpable que a menudo se pasa por alto, ellos han sido galardonados con el más alto honor dentro del campo. ¿Y quién es el culpable? Las Instituciones.

En 2024, los Premios Nobel de Economía fueron otorgados a Daron Acemoglu, James Robinson y Simon Johnson por su trabajo sobre el impacto de las instituciones en el desarrollo económico. Su investigación ha demostrado que las instituciones inclusivas son clave para el crecimiento económico sostenido. Han desmontado la idea de que factores como la geografía o la cultura son determinantes únicos del desarrollo, enfatizando en cambio, sobre la importancia de instituciones que promuevan la competencia y el acceso a oportunidades.

Acemoglu, es conocido por su trabajo en crecimiento económico, desarrollo y economía política. Su investigación ha demostrado que las instituciones inclusivas, que promueven la participación popular y protegen los derechos de los ciudadanos, tienden a ser más prósperas que las instituciones extractivas, que concentran el poder y explotan a la población. Su libro más famoso, "Por qué fracasan los países", coescrito con James Robinson, es una contribución significativa a este campo.

Su teoría principal es sencilla pero potente: el verdadero motor del crecimiento económico sostenido y de un alto nivel de vida de los ciudadanos radica en el desarrollo de instituciones inclusivas. Estas instituciones permiten que la mayoría de la población participe en la economía y la política, lo que crea un entorno donde las personas tienen incentivos para innovar, invertir en sus propias capacidades y contribuir al crecimiento económico. En otras palabras, son instituciones que promueven la competencia, la libertad económica y el acceso generalizado a oportunidades económicas.

Por el contrario, las instituciones extractivas son las que concentran el poder y la riqueza en manos de una élite, mientras limitan el acceso de la mayoría a recursos y oportunidades, creando un ciclo de pobreza y estancamiento. Lo que es aún más devastador es que las élites que controlan estas instituciones tienen incentivos para mantenerlas tal y como están, perpetuando la desigualdad y la pobreza. Países con este tipo de estructuras no logran despegar económicamente porque su sistema está diseñado para beneficiar a unos pocos, en detrimento de la mayoría.

Daron Acemoglu, es autor de varios libros, entre ellos el bestseller del New York Times (1) Por qué fracasan las naciones: Los orígenes del poder, prosperidad y pobreza (con James A. Robinson). (2) Introducción al crecimiento económico moderno. (3) El corredor estrecho: estados, sociedades y el destino de la libertad (con James A. Robinson). (4) Orígenes económicos de la dictadura y la democracia (con James A. Robinson), y (5) Poder y progreso: nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad (con Simon Johnson).

El trabajo académico de Acemoglu, abarca una amplia gama de áreas, incluyendo la economía política, el desarrollo económico, el crecimiento económico, el cambio tecnológico, la desigualdad, la economía laboral y la economía de redes.

James A. Robinson, ha realizado investigaciones pioneras sobre el impacto de las instituciones en el desarrollo económico. Por ejemplo, su trabajo sobre Experimentos naturales de la historia: (con Jared Diamond ). En este texto aborda la limitación de los experimentos de laboratorio en las ciencias naturales y sociales, especialmente para el estudio del pasado. Propone el uso de métodos alternativos como los experimentos naturales y el método comparativo en disciplinas históricas. El libro presenta ocho estudios comparativos que abarcan historia, arqueología, economía y ciencia política, con enfoques que varían desde narrativas no cuantitativas hasta análisis estadísticos. Las comparaciones incluyen casos como Haití y la República Dominicana, así como 81 islas del Pacífico y 233 áreas de India, abarcando sociedades contemporáneas y del pasado. En el epílogo, los editores discuten problemas metodológicos comunes en estos experimentos naturales.

Robinson, en sus trabajos ha mostrado que las políticas coloniales establecieron diferentes tipos de instituciones que tienen efectos duraderos en las trayectorias económicas de las naciones. Su colaboración con Acemoglu ha sido fundamental para entender cómo las instituciones inclusivas fomentan el crecimiento económico, mientras que las economías extractivas perpetúan la pobreza.

La investigación de James A. Robinson ha reconfigurado fundamentalmente nuestra comprensión de la intrincada relación entre las instituciones políticas y el desarrollo económico, particularmente en los países de bajo ingreso. Sus artículos de referencia, "The Colonial Origins of Comparative Development" y "Reversal of Fortune", en coautoría con Daron Acemoglu y Simon Johnson, proporcionan una visión crítica sobre cómo las políticas coloniales históricas tienen efectos duraderos en las trayectorias económicas de las naciones.

Simon Johnson ha contribuido significativamente al estudio de la economía política y el desarrollo económico. Ha trabajado en la relación entre la gobernanza y el crecimiento económico, y ha demostrado que las instituciones fuertes y justas son cruciales para el desarrollo económico. Su investigación ha influido en la formulación de políticas en instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Las instituciones son fundamentales porque estructuran las interacciones sociales, económicas y políticas dentro de una sociedad. Actúan como las "reglas del juego" que guían el comportamiento de las personas y organizaciones.

Sin instituciones sólidas, sería difícil mantener el orden, la justicia y la estabilidad en cualquier sociedad.

En el desarrollo económico, las instituciones juegan un papel crucial porque crean un entorno predecible y justo. Esto incentiva la inversión, la innovación y el crecimiento económico. Las instituciones inclusivas permiten que más personas participen en la economía, la política y en el tejido social, lo que lleva a un desarrollo más equitativo y sostenible en el tiempo, lo cual permite un crecimiento con equidad.


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