“Mucho con demasiado…”
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 07 de Diciembre de 2024 00:52

altEs común escuchar del vulgo la frase “mucho con demasiado”. No hay razón para juntar ambas palabras.

Salvo la exageración para impactar al escucha. Pareciera que poco se sabe que entre las palabras “mucho” y “demasiado”, existe una profunda diferencia.

Una inmensa distancia semántica y dialéctica. Sin embargo, cuando las emociones conspiran contra la razón pues la suma de las mismas, constituye o representa una crasa manifestación de una realidad tan abultada que sólo cabe en el imaginario de quien, por razones de adulancia o crítica, la pronuncia al margen de su engorroso o confuso significado. Habida cuenta que articularla, no apunta a algo distinto de lo que resulta una grosera exageración o disparatada redundancia.

 

Sus implicaciones en política

Pero en política, estos pleonasmos tienen cierta cabida dentro de lo que refiere cualquier contexto caracterizado por contradicciones y conflictos que solamente sus terrenos admiten. Particularmente, como gajes propios de furibundos. Más, si la ocasión se halla sometida por el envalentonamiento. Incluso, aliado con el miedo que muchas veces despierta la violencia bajo la cual se encubren ciertas decisiones alevosas e interesadas en ganar poder. Por supuesto, sin que su mediación y logro comprometa alguna consecuencia. O sea, todo emerge al voleo.

Generalmente, las pasiones políticas se prestan para que en sus entornos se contextualicen innumerables desafueros. Desafueros éstos de los que se valen operadores, activistas políticos o gente del común para ajustar cuentas. O para arreglar decisiones que mejor convalidan narrativas que resultan convenientes al problema que buscan justificar, evitar o solucionar.

Es en esos momentos, cuando las realidades -forzosamente moldeadas- se abalanzan sobre las circunstancias reinantes. Así que, de tan difíciles meollos puede fraguar cualquier exabrupto que busque argumentar las contradicciones o exageraciones que se formalizan dada la ocasión en particular.

 

Al cierre

Es lo que, de alguna forma, explica el gran desorden que vive el azar propio de la vida ligera. Especialmente, la polítiquería toda vez que aviva conflictos y enredos que apuntan hacia lo más profundo de la degradación social y económica.

De manera que haciendo uso de la parafernalia lingüística que intitula la presente disertación, pudiera decirse que el desbarajuste que en momentos encendidos se vive, parece ser -tal como se dice a nivel de calle- “mucho con demasiado…”


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