Liderazgo, cabeza y corazón
Escrito por Ramón Guillermo Aveledo | @aveledounidad   
Miércoles, 19 de Febrero de 2025 05:28

altUn liderazgo, sea político, social o económico se mide por sus logros y éstos por los beneficios que producen a la sociedad

o a la organización que se conduzca. Durante años, ya por cierto bastantes, la experiencia, el estudio y la reflexión me han ido enseñando acerca de los secretos de ese enigma que es el poder, materia que nunca dejo de estudiar. Intento transmitir en conversaciones, clases y escritos lo que voy aprendiendo, con el propósito de contribuir a evitar, disminuir o corregir errores de los actores, principalmente por su impacto en el bien común. Es lo menos que puedo hacer, ahora que naturalmente, tengo –y tendré- menos oportunidades de acertar o errar.  

Del sello personal al liderazgo de hombres y mujeres que lo han ejercido, mucho se ha escrito, más de una vez lo he comentado. En los días navideños leí un libro sobre Dwight Eisenhower. Honestidad intelectual, inequívoca adhesión a conceptos estratégicos y uso juicioso del poder fueron los fundamentos de su liderazgo, no solo en la administración de sus atribuciones constitucionales sino en la ascendencia que logró y ejerció en el pueblo. Me parece interesante repasarlo cuando hay otro Presidente Republicano contrastante, pero sobre todo porque se trata de lecciones valiosas para los y las líderes, así como para aspirantes a serlo en cualquier parte, incluso en este rinconcito nuestro.

“El liderazgo de Eisenhower-de cabeza y de corazón- se proyectó en el contexto de una causa más elevada, basada en la responsabilidad y la humildad”, leo. A Eisenhower, victorioso comandante supremo de las fuerzas aliadas en la II Guerra, le preocupaban las “profundas divisiones políticas en su país”. Su respuesta: llevar a sus compatriotas “a un centro moderado que pudiera servir de espacio de encuentro para el acuerdo y la conciliación”. En la Universidad de Columbia dijo “El asustado, el derrotado, el cobarde y el bribón corren a los flancos…bajo la cubierta de consignas, fórmulas falsas y apelaciones a la pasión, un espectáculo bienvenido por un enemigo alerta” (…) Si el centro se debilita “la desintegración y la aniquilación están a solo unos pasos de distancia”.

Descrito como “pensador disciplinado y claro, que no se permitía ser arrastrado a batallas emocionales…” por Nixon. Buscó siempre consensos, que la democracia funcionara para todos y “trabajó duro para mitigar los mensajes pesimistas del ala derechista de su partido”.

“El papel principal de un jefe de Estado es unir al país”, creía Eisenhower y en esa tarea, la guía es la Constitución. La separación de poderes, es diseño constitucional y sentido común en una democracia. Respeto a la independencia Judicial, empeño en que la Suprema Corte fuera equilibrada. Respeto por el Congreso, consciente de sus elevadas responsabilidades. A su lado, nunca quiso yes men, adulantes o sigüís, por entender que sólo rodeándose de gente capaz que supiera argumentar sus opiniones podía decidir correctamente. Una máxima suya animaba a tomar en serio la tarea, nunca a uno mismo.

Por cierto, el ex primer ministro británico Tony Blair en su libro con lecciones de liderazgo para el siglo XXI, recuerda que los líderes son humanos y por lo mismo susceptibles al chisme, pero advierte “Cuídese de los chismosos. Son letales”. De eso hablaremos otro día. 

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