La vigencia del tango “Cambalache”
Escrito por Luis Fuenmayor | X: @LFuenmayorToro   
Lunes, 14 de Abril de 2025 00:00

altHemos visto con cierto asombro, los recientes comentarios supuestamente jocosos de Donald Trump, Presidente de EEUU,

sobre los miles de millones de dólares ganados por dos de sus aliados colaboradores, a partir de sus decisiones arancelarias recientes y de la inestabilidad generada por éstas en el mercado de valores del mundo occidental. Y digo “cierto asombro”, porque personalmente no me asombra la conducta del capitalismo corrupto y depredador de la potencia norteamericana, tenida por algunos ingenuos y por quienes quieren enriquecerse sin importar los métodos, como el ejemplo ideal a seguir por el mundo entero. Trump se comporta como todo cínico con poder, que se siente inmune a las críticas y a la justicia y que puede entonces mostrarse en toda su podredumbre, pues el mundo actual la celebra en vez de condenarla.

El mecanismo es muy sencillo y se basa en lo que se llama especulación financiera, base del funcionamiento de las bolsas de valores y de los mercados financieros y de capitales. En ellos nada se produce, no hay enriquecimiento material real de la sociedad, sólo existe la especulación financiera sobre la base del supuesto valor de las acciones de las grandes empresas, que suben o bajan de precios dependiendo de un mercado de valores sujeto a la oferta y la demanda, pero además muy susceptible prácticamente a cualquier contingencia que pueda ocurrir y que cree expectativas de cambio en los precios de las acciones señaladas. Es casi una lotería en la que algunos pueden ganar dinero, sobre todo si saben lo que va a ocurrir, y otros ir a la quiebra, al ser víctimas de “la fortuna”, sin que las capacidades de sus empresas de producir bienes y servicios se haya visto afectada.

Trump impone unos aranceles a determinados países y a determinados productos, lo cual conlleva a que las acciones de las empresas productoras de estos bienes y otras relacionadas sufran una disminución de su precio, pues supuestamente se les avecina un escenario de grandes dificultades comerciales. Esto hace que esas acciones puedan ser compradas en grandes cantidades y mucho más baratas de lo que eran, por empresarios que saben lo que ocurrirá luego, pues se encuentran en el entorno de quien toma las medidas arancelarias. Inmediatamente, Trump informa de una suspensión en la aplicación de los aranceles, lo que lleva a las acciones a subir de precio inmediatamente, pues las dificultades comerciales se alejan, lo que permite, a quienes compraron las acciones a bajos precios, venderlas en forma inmediata a precios más elevados, obteniendo una ganancia millonaria en unas 24 horas.     

Resulta entonces que los aranceles impuestos por Trump, a los países que considera adversarios y enemigos, y también a muchos de sus aliados, no sólo tienen como propósito agredirlos económicamente, desestabilizarlos en muchos casos y presionar por cambios gubernamentales, sino tienen además el propósito de enriquecerse y enriquecer a los suyos, con una actividad delictiva penada nacional e internacionalmente. No es extraño entonces que Trump cometa este delito, pues ya ha sido condenado por delincuente por uno de sus propios tribunales, pero que haga alarde de esa acción delictiva, que se felicite por hacerse más rico y hacer más ricos a sus ya millonarios socios, y que lo haga públicamente y exista un video de ese hecho que circule ampliamente en las redes, es una clara demostración del cambio negativo ocurrido en el mundo occidental, que explica la aparición de una nueva conducta totalmente aviesa y cínica.

Pero mayor preocupación nos embarga, cuando vemos que Trump se burla del mundo entero y dice, entre risas y aplausos de su cofradía, que decenas de países le están rogando por hacer negocios con él, que le han dicho “Sir, haremos lo que nos diga” y que le besan el culo, porque eso significa que se siente con poder suficiente para seguir adelante. Y en nuestro caso, nos avergüenza que esos besos provengan también de venezolanos como María Corina, González Urrutia, Guaidó, Leopoldo López, Ledezma, Borges, Vecchio y varios otros, que además tienen la pretensión de gobernarnos. Pero también nos preocupa, abochorna y enardece, que un gobierno que se dice revolucionario y obrero, recurra a prácticas de cinismo comparables a las del imperio que dice combatir. El mundo fue y será una porquería, ya lo sé…    


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