La nueva tiranía silenciosa: Las siete vías de la dictadura del siglo XXI
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial   
Viernes, 10 de Octubre de 2025 02:42

altEl fantasma de la dictadura tradicional, aquella que irrumpe con tanques y golpes militares, ha sido reemplazada.

Michelle Onfray es un filósofo francés reconocido por ser un intelectual anarquista ateo y hedonista, pero a pesar de ser un anarquista de izquierda en los últimos años no ha parado de criticar y cuestionar el progresismo de izquierda y justamente, en unos últimos libros titulados la teoría de la dictadura.

El filósofo Michel Onfray, en su obra de 2021, “Théorie de la dictature: Précédé de Orwell et l'Empire maastrichien” (https://amzn.com/dp/2290231495) , nos advierte que la opresión contemporánea no llega con estruendo, sino a través de una instalación insidiosa y 'democrática', inspirada en los mecanismos de control que George Orwell visionó hace casi un siglo.

El libro no está dividido en capítulos numerados de la forma tradicional, sino que se estructura en una introducción y siete "Vías" o "Comandamientos" que el filósofo identifica como las estrategias modernas para instaurar una nueva forma de dictadura, inspirándose en las obras de George Orwell (1984 y Rebelión en la Granja).

Al comienzo del libro Michelle Onfray destaca las obras de George Orwell y las pone a la misma altura de otros grandes libros como: El Príncipe de Maquiavelo, El discurso de La servidumbre voluntaria, del ensayista francés Étienne de La Boétie, El Leviatán de Thomas Hobbes y El Contrato Social de Rousseau y la razón por la cual los pone a la misma altura de estos grandes ensayos de la cultura occidental, es porque para Onfray las novelas de Orwell proponen una teoría de la dictadura.

Onfray recupera las obras de George Orwell para cuestionar al progresismo y también para advertirnos de que estamos en presencia de una nueva dictadura que nos lleva directo hacia un totalitarismo posthumanista. Onfray desglosa esta amenaza en siete "Vías" o "Comandamientos", que, leídas a la luz de nuestra realidad, componen un manual escalofriante sobre cómo la libertad se desvanece ante nuestros ojos.

De las lecturas de Orwell, Onfray identifica siete características o tesis que están presentes en todas las dictaduras totalitarias y que le son de utilidad para saber si estamos en una dictadura de modo tal que, gracias a las novelas de George Orwell, Onfray sostiene que todas las dictaduras totalitarias buscan primero destruir la libertad, luego empobrecer la lengua, abolir la verdad, borrar la historia, negar la naturaleza humana, difundir el odio y aspirar al imperio sobre los demás.

Onfray analiza cómo podría establecerse una dictadura contemporánea a través de estas siete vías: Cada vía se descompone en acciones concretas, como la vigilancia perpetua, el uso del doble lenguaje, la reescritura de la historia y la psiquiatrización del pensamiento crítico. Aquí hablaremos de ellas

El primer paso es la Destrucción de la Libertad (Vía 1). La preocupación no es solo la vigilancia física, sino el desmantelamiento de la intimidad y la soledad. Onfray nos recuerda que el pensamiento verdaderamente libre requiere aislamiento, un espacio que el "Gran Hermano" digital ha aniquilado. La vigilancia perpetua, bajo la excusa de la seguridad o el progreso, no solo observa, sino que castiga la disidencia interna: el "Crimen por el Pensamiento" se criminaliza cuando solo existe una narrativa aceptable.

Esta uniformidad de pensamiento se garantiza, de manera crucial, mediante la Vía 2: Empobrecer el Lenguaje. Al igual que la Neolengua de 1984, se impone un vocabulario reducido y políticamente correcto, limitando nuestra capacidad para conceptualizar la resistencia, la crítica o la complejidad moral. La destrucción de palabras clave y la supresión de los Clásicos (literatura y filosofía) nos priva de las herramientas intelectuales para nombrar y, por ende, combatir la tiranía. Cuando se utiliza el "Doble Lenguaje" —donde "paz" significa guerra y "seguridad" significa control— la mentira se normaliza.


La abolición de la verdad y la historia

La dictadura moderna no teme a la verdad; la Abolición de la Verdad (Vía 3) se logra instrumentalizándola. Los medios de comunicación, en lugar de servir como contrapoder, se convierten en aparatos de propaganda, dedicados a la producción de lo real: una realidad artificial, consensuada y funcional al poder. La proliferación de "Fake News" no solo desorienta, sino que acostumbra al ciudadano a vivir en un mundo donde la verdad es transitoria, moldeable y dictada.

Para que esta "nueva verdad" sea inamovible, es imperativo suprimir la historia (Vía 4). El poder tiene que ser eterno, y para ello, el pasado debe ser reescrito, o en su defecto, borrado. La reescritura de la historia y la invención de la memoria aseguran que no existe un punto de referencia externo al régimen. El control del pasado es, al fin y al cabo, el control del futuro.


Enemigos ficticios y control biológico

Las vías más íntimas y psicológicas del control son quizás las más perturbadoras. La Negación de la Naturaleza (Vía 5) busca destruir la pulsión de vida, el deseo y la vitalidad que podrían traducirse en subversión. El control del cuerpo, la "Higienización de la Vida" y el control reproductivo no son solo asuntos de moral o salud, sino mecanismos para canalizar toda energía humana hacia la productividad y la obediencia.

La cohesión social en una dictadura se logra mediante la Propagación del Odio (Vía 6). La creación de un enemigo —ya sea una clase, una etnia o un país— unifica a la masa y justifica todas las medidas represivas, incluso la "guerra perpetua". La táctica final y más sutil es la psiquiatrización de la crítica, donde la disidencia no es tratada como una opinión diferente, sino como una patología mental, deslegitimando al individuo autónomo.


El imperio invisible

La conclusión de Onfray es que todas estas vías aspiran al Imperio (Vía 7): la consolidación de un sistema de poder globalizado. En este contexto, el poder se hace invisible e inevitable.

El control de la oposición no significa su eliminación, sino su administración: se la canaliza para que sea inofensiva o incluso funcional al sistema. Las élites (financieras, mediáticas y políticas) gobiernan alineadas, asegurando que el poder real se oculte.

Pero el punto más relevante para el siglo XXI es la Esclavización Gracias al Progreso. Las mismas herramientas que prometen conectar y liberar —la vigilancia digital y la Inteligencia Artificial— se convierten en la infraestructura perfecta para un control total. El progreso tecnológico se ha transformado, irónicamente, en el mayor aliado de la servidumbre.


Reflexfón Final: ¿Espejo o profecía?

La Teoría de la dictadura no es un libro sobre el pasado, sino un espejo incómodo de nuestro presente. Las siete vías de Onfray nos obligan a preguntarnos: ¿Estamos permitiendo que la seguridad sofoque nuestra soledad? ¿Estamos perdiendo la capacidad de nombrar la libertad? ¿Hemos aceptado que la verdad sea un constructo?

La dictadura moderna no busca que amemos a un líder, sino que aceptemos la comodidad de la servidumbre a cambio de la complejidad de la libertad. El acto de fortaleza más urgente no es un alzamiento, sino la recuperación individual de la palabra, la soledad y la verdad histórica. Solo así podremos distinguir el control silencioso del progreso genuino.

Michel Onfray concluye señalando que vivimos bajo una nueva forma de totalitarismo blando o dictadura indolora.


[1] ORCID: https://orcid.org/0009-0001-5282-0006

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