La destrucción del sistema educativo ha llegado a unos niveles verdaderamente calamitosos,

ésta no sólo ha perjudicado las infraestructuras de las instituciones educativas, sino que además ha erosionado seriamente en la ética de muchos que lamentablemente han obtenido un inmerecido título de educador. Algunos se han valido de las llamadas misiones educativas, para obtener en tiempo record tipo exprés un pergamino que muy seguramente, no obtendrían en una verdadera Universidad. Tal vez por ello ocurren despropósitos como las medidas segregacionistas que se toman en algunas escuelas, es el caso de la Unidad Educativa Santiago Mariño, ubicada en el barrio Brisas de Turumo, sector la laguna de la Parroquia Caucaguita del Municipio Sucre del Estado Miranda.

El director de esta institución pública que depende de la Gobernación del Estado Miranda, ha tomado la decisión de cobrar un dólar semanal por cada niño, para justificar que se impartan clases 4 días a la semana, acción de suyo ilegal tratándose de una institución pública. Como no todos pueden pagarlo, después de varias asambleas y apoyado según él en las firmas de los representantes, ha tomado la decisión de realizar dos listas de estudiantes, los que pagan y los que no lo hacen, de tal forma que quienes sí pueden pagar tienen derecho asistir a clases los 4 días de la semana, es decir de lunes a jueves en tanto, quienes no pueden hacerlo, sólo recibirán clases lunes y martes. Parece que el que funge como director de esta institución no sabe que unas firmas no están por encima de la Constitución Nacional, la Ley Orgánica de Educación, de la LOPNA, ni de los lineamientos del Ministerio de Educación.

Todo esto ocurre ante la inacción de los supervisores encargados de hacer cumplir el principio de gratuidad de la educación en los planteles públicos, en este caso los de la subregión de Miranda y los de la zona educativa del Estado Miranda. Las dos listas son revisadas rigurosamente para vigilar la entrada a clases según pague o no. Es decir poco falta para que se  obligue a quienes no tienen para pagar, usar un distintivo como los nazis hacían con los judíos, forzándoles a usar la estrella de David para visualizarlos según estas prácticas discriminatorias como seres inferiores, es lamentable que un educador use estas infelices prácticas con los niños de una escuela que dirige.

El director de esta institución pública quiere manejarla como una privada, incluso les dice a los representantes que es mejor que paguen poco en esta, que mucho en una privada. Mayor contradicción es imposible, justamente la gratuidad de la educación en Venezuela fue y es un logro de la democracia que se ha mantenido con todo y las dificultades por las que atraviesa en los actuales momentos. Este tipo de apartheid que aplica este director está prohibido en las leyes venezolanas, empero, ¿quién se encarga de hacerlas cumplir? Sostenía el sabio Simón Rodríguez, que el título de educador no podía dársele a cualquiera, ¡cuánta razón tenía el Maestro!