A pocos días del 28 de julio, es necesario reflexionar acerca del poder ciudadano que representa el voto,

ese instrumento conquistado a través de largas luchas y que tiene la capacidad para trocar la situación política de un país de autocracia a democracia, de opresión a libertad. La lucha para lograr el voto universal, directo y secreto en Venezuela fue llevada adelante por las mentes más progresistas, y aunque hubo elecciones que se acercaron a este objetivo durante el siglo XIX, no fue sino hasta la revolución de octubre de 1945, cuando se elaboró un Estatuto Electoral que tiene carácter histórico, en el que se estableció el voto universal, directo y secreto, entregándole el ejercicio de la soberanía y de la ciudadanía a hombres y mujeres mayores de 18 años, incluyendo a los analfabetos, para que eligieran a una Asamblea Constituyente que elaboraría una nueva Constitución Nacional, la de 1947, que consagraría el derecho ciudadano del voto.

A pesar de los 10 años de dictadura militar que van de 1948 a 1958, período conocido también como la década militar, el voto ciudadano permaneció gravitando sobre la tiranía, y es así que incluso, la satrapía tuvo que convocar a dos elecciones, que perdieron y no les quedó de otra que arrebatar y desconocer los resultados que les fueron altamente desfavorable. No obstante, el anhelo por la libertad perduró en el cerebro de los venezolanos, y la lucha por la democracia continuó tomando fuerza y manifestándose su máxima expresión el 23 de enero de 1958. Restablecida la democracia, el pueblo venezolano ejerció su soberanía y su ciudadanía a través del voto para darse los gobiernos que quisieron libremente. En 1989, una nueva etapa de la democracia permitió que la ciudadanía eligiera a gobernadores y alcaldes de manera directa. El voto es tan importante que incluso el chavismo lo utilizó para llegar al poder, y lo promovió mientras le fue favorable, empero, como la realidad política es dinámica, los gobiernos incluso siendo buenos tienden a deteriorarse, y si son malos es peor aún, verbigracia el llamado socialismo del siglo XXI. Por esta razón han intentado de vaciar el voto del poder que representa porque en su mayoría le es adverso, sin embargo, no lo han logrado.

En las elecciones primarias del 22 de octubre de 2023, pese a todo pronóstico de sesudos analistas políticos, y a pesar de todos los impedimentos y trabas colocadas para impedir su realización, fue el voto lo que desencadenó un movimiento político telúrico, que además de elegir a una líder como María Corina Machado, despertó de nuevo la esperanza y confianza en el voto como instrumento de cambio. Si la ganadora de las primarias no es la candidata, es porque ha sido inconstitucionalmente inhabilitada, empero, ello no ha sido óbice para que la lucha por la democracia continúe. Muchos han sido los obstáculos que han tenido que superarse y podría haber más. Los venezolanos tenemos un compromiso ciudadano el 28 de julio, salir masivamente a ejercer la soberanía, esta vez no habrá que exponerse a la represión de los organismos policiales, ni a la de los grupos parapoliciales, sino sólo con la cédula de identidad, la convicción y la voluntad de cambio de manera, pacífica, democrática y constitucional como lo indica nuestra carta magna, que tiene la virtud de haber sido aprobada en dos ocasiones, en 1999 y en el año 2007, cuando usando todo el poder del Estado se quiso modificar, y a través del voto la ciudadanía se expresó en contra de la reforma. He allí el poder de este instrumento político y ciudadano.