Incomprendidos contratiempos
Escrito por Antonio José Monagas | X: @ajmonagas   
Sábado, 24 de Mayo de 2025 00:00

alt¿Cualquier ley merece respeto? Es una pregunta que tiene múltiples lecturas. No sólo de naturaleza jurídica.

También, politológicas. Incluso, aquellas de orden social que abordan la teoría de la ciudadanía.

Pero más que despejar la incógnita que tal pregunta plantea, vista como ecuación de estructura matemática, el problema es entender bajo cuál contexto político debe o puede resolverse dicha interrogante. Esta pregunta emerge toda vez que realidades tan enmarañadas, pueden sacudir cualquier realidad. Indistintamente de la ideología a la que políticamente se pliegue.  

 

Lecturas del problema

Quizás, el problema, entre tantas interpretaciones, su respuesta pudiera no obedecer a ningún supuesto que considere el respeto a la ley. Más. porque tal consideración pasa por un problema de índole axiológico. Es decir, ético y moral. ¿Y por qué no, también, de razón filosófica y epistemológica?

Entonces, la solución no debe conminar a obtenerse bajo algún paradigma conocido por cuanto lejos de resolver tal enigma, tiende a complicarse más de lo que el sentido común y la lógica política pudieran advertir.

El problema expuesto, puede dibujarse desde la perspectiva del civismo. Entendiéndose por civismo, la cualidad social de la cual proviene el mismo civismo o conducta del buen ciudadano. Desde este ángulo, luce posible y fiable apostar al encuentro de una razón que pueda disipar tan criticada duda. No obstante, la cotidianidad de la política se convierte en depurativo para limpiar las rugosidades que hacen escabrosa configurar una salida a tan insidiosa y delicada pregunta.

 

Algunas inferencias

Pudiera decirse que una interpretación tendría lógica propia si acaso se argumenta desde el lado que más es capaz de sensibilizar a una población. Particularmente, una población castigada por las inequidades y mecanismos opresores que sirven de fundamento a sistemas políticos verticales.

Sobre todo, al momento de reconocer injusticias convertidas en preceptos o elementos de una normativa absolutamente condenatoria de acciones que buscan realizarse con base en las necesidades propias del desarrollo y crecimiento natural del hombre político.

En el fragor de una situación así de contrapuesta, o de tan cuestionada imagen, la noción de gobierno se desnaturaliza. Ello obliga a prestar la debida atención a libertades y derechos.

Aunque en el centro de realidades así expuestas, se debate el futuro de cuanta situación luzca oprimida, arruinada y colapsada. Por tanto, pareciera obvio hablar desde el terreno en que la justicia y la verdad permiten entender este tipo de problema. Problema, casi siempre, fundamentado en gruesas y graves confusiones. O como lo intitula esta disertación, en incomprendidos contratiempos.

 


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