Un exorcismo para Gustavo Petro
Escrito por Alexander Cambero | X: @alexandercamber   
Domingo, 06 de Julio de 2025 00:15

altAlgo huele mal en el palacio de Nariño.

La incontinencia verbal presidencial es algo consuetudinario que reciben los colombianos como ráfagas mortales. Un líder que no concita la unión, por el contrario, auspicia la controversia para avanzar  con sus ideas retorcidas. Pasaron doscientos doce años para que la izquierda lograra el sillón presidencial. Fue tanto el odio acumulado que el deslave ideológico trajo consigo estos tifones. Sus principales víctimas son sus más cercanos colaboradores. Un buen día los exalta como quien alza una buena copa de vino Château Pichon Longueville Lalande. Luego los lanza por el despeñadero para recogerlos en la porqueriza, después los limpia como si se tratase de un buen lustrabotas del centro de Bogotá. Todas sus acciones son un mar de confusión.  

Los ánimos siguen desaforados. Las contradicciones diarias  de la figura presidencial  hablan que no todo está bien en el palacio de Nariño. Existen días cuando ni siquiera él se soporta. Amanece echando sapos y culebras en menoscabo de sus colaboradores que estoicamente resisten los embates verbales de alguien que luce desesperado ante la realidad de un creciente rechazo ciudadano producto de su pésima gestión de gobierno. El no haber atinado en las decisiones hace que siempre se sumerja en la misma vacuidad militante, se cree un precursor de unas batallas grandilocuentes que solo existen en su mente agitada. La violencia da sus bocanadas de humo como buscando que su ínclito representante recuerde su pasado guerrillero cuando militó entre aquellos que enlutaron a Colombia con su jauría maldita. Este tiempo viene demostrando que no sabe gobernar en democracia. Le incomodan las opiniones distintas. Quiere instituciones sometidas para que sirvan de alfombra persa en una epopeya existencial que ambiciona el continuismo revolucionario.   

En medio de la tormenta que logró quebrar el equilibrio gubernamental, más de uno piensa que Gustavo Petro requiere de manera urgente un exorcismo  llevado a cabo por un verdadero especialista que logre expulsar tantos demonios. En el medio evo, los exorcistas más prominentes surgían en el valle superior de Aniene, en la ribera oriental del río Subiaco. En esta área es donde se presentaban mayores casos de posesión. Por ello, los más prominentes oficiantes se ubicaban allá. Quizás un personaje de estos consagrados a su ministerio, de riguroso negro,  tome sus herramientas, y llegue hasta Colombia para despojar de los demonios a quien tiene confundido al país.  Tendrá que realizar un trabajo espiritual mayúsculo para despojar a Gustavo Petro de esas huestes de maldad. Harán falta muchas sesiones  en la búsqueda de su equilibrio.  

Lo que se viene en Colombia será la seguir atizando la violencia para impedir la victoria de la libertad.  Los tormentos de Gustavo Petro generan conmoción en una nación angustiada.  



 


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