Venezuela entre el reclamo y la jerarquía vs. la competencia y la democracia
Escrito por Douglas C. Ramírez Vera | @AccHumGremial   
Miércoles, 08 de Octubre de 2025 00:00

altVenezuela vive en un círculo vicioso entre la generación de la renta y los reclamantes por la renta, por un lado, y por otro, los proyectos modernistas

que se ocupan de la generación de un ingreso productivo sostenible que se distribuye por el aporte factorial de cada uno de los participantes en la generación del mismo.

La historia institucional de Venezuela puede leerse como una larga transición desde una economía de renta hacia un sistema político-económico que encarna lo que he denominado en trabajos previos como una combinación de “armonía y jerarquía”. Esta evolución, lejos de ser una simple mutación administrativa, representa una transformación profunda en la cultura política, en la estructura del Estado y en la relación entre ciudadanía y poder.

Diego Bautista Urbaneja, en su ensayo La Renta y el Reclamo (2013), ofrece una radiografía precisa de la lógica rentista que ha dominado la vida nacional. Su análisis histórico revela cómo el petróleo moldeó un tipo específico de Estado, política y sociedad. Por mi parte, he propuesto un marco teórico que permite entender cómo esa lógica desemboca en un modelo autoritario funcional, pero ineficiente para sociedades complejas. Juntos, estos enfoques permiten una reflexión crítica sobre la Venezuela actual.


La Paradoja de la Abundancia

Urbaneja parte de una premisa contundente: la renta petrolera ha moldeado no solo la economía, sino también la política y la cultura venezolana. El Estado, al asumir la propiedad de los recursos petroleros, se convierte en el gran distribuidor de riqueza. En lugar de fomentar una economía productiva, se instala una lógica de reclamo: empresarios, sindicatos, partidos y ciudadanos compiten por obtener una porción de la renta, no por generar valor.

Esta dinámica clientelar debilita la iniciativa privada, erosiona la ciudadanía y convierte al Estado en árbitro y botín. La paradoja es clara: la abundancia de recursos no genera desarrollo, sino dependencia. La política se organiza en torno a la figura que controla la distribución, y el conflicto legítimo —base de toda democracia pluralista— es sustituido por una paz artificial sostenida por la promesa de reparto.


Armonía y Jerarquía: El Modelo Institucional

En mis trabajos de 2003 y 2009, propuse un marco conceptual que distingue dos tipos ideales en cada esfera institucional:

  • En lo político: el modelo de armonía (autoritarismo) y el de conflicto (democracia pluralista).
  • En lo económico: el modelo de jerarquía (planificación central) y el de mercado (asignación por precios).

La tesis central es que la eficiencia institucional depende de la coherencia entre estos mecanismos. La combinación más eficiente es conflicto + mercado: una democracia que regula un sistema económico competitivo. En cambio, la combinación armonía + jerarquía, aunque funcional en organizaciones cerradas como el ejército, resulta ineficiente para sociedades abiertas y diversas.

Cuando se aplica este marco al caso venezolano, la sintonía es reveladora. El sistema político ha tendido hacia la armonía autoritaria: concentración del poder, supresión del disenso, clientelismo como mecanismo de control. En lo económico, la jerarquía rentística sustituye al mercado: el Estado decide cómo y a quién distribuir la renta, sin una lógica de precios ni competencia.


Autoritarismo Competitivo: Una Mutación del Rentismo

Lo que emerge de esta combinación es un modelo que podríamos denominar “autoritarismo competitivo”. No se trata de una dictadura clásica, sino de un sistema donde el poder se concentra, pero se legitima a través de mecanismos electorales controlados, de narrativas de inclusión y de una estructura clientelar que simula participación. La competencia política existe, pero está subordinada al control de la renta. El conflicto social no se procesa institucionalmente, sino que se neutraliza mediante el reparto.

Este modelo tiene varias características:

  • Centralización del poder en torno a la figura que controla la renta.
  • Desplazamiento del mercado por la asignación política de recursos.
  • Ciudadanía pasiva, organizada en torno al reclamo y no al derecho.
  • Estabilidad frágil, dependiente del precio del petróleo.

Este autoritarismo competitivo no es exclusivo de Venezuela, pero en nuestro caso se manifiesta con una intensidad particular, debido a la magnitud de la renta petrolera y a la debilidad histórica de las instituciones democráticas.


El Círculo Vicioso del Rentismo

La lógica rentista genera un círculo vicioso:

  1. El Estado concentra poder para distribuir la renta.
  2. El clientelismo refuerza esa concentración.
  3. La ciudadanía se debilita, lo que permite mayor autoritarismo.
  4. La economía no se diversifica, lo que perpetúa la dependencia.

En nuestro estudio de 2009 junto a Rafael Miranda, encontramos que las variables institucionales tienen un impacto positivo pero limitado en el crecimiento económico latinoamericano. En Venezuela, este impacto es aún más débil, porque las instituciones están diseñadas con elementos contradictorios. La democracia formal convive con prácticas autoritarias; el mercado coexiste con una economía dirigida. El resultado es una sociedad atrapada en una combinación inadecuada.


¿Es posible la transición?

Tanto Urbaneja como yo coincidimos en la necesidad de una transformación estructural:

  • Transición hacia el modelo de conflicto + mercado: una democracia que maneje el conflicto social a través de instituciones, y un mercado que asigne recursos de manera eficiente.
  • Superación del rentismo: construcción de una sociedad de ciudadanos productivos, donde la riqueza se genere por el trabajo productivo de sus ciudadanos.

Esta transición no es solo institucional, sino cultural. Implica desmontar la lógica del reclamo, fortalecer la ciudadanía, diversificar la economía y construir un Estado que no sea árbitro ni botín, sino garante de derechos.


Reflexión Final

La Venezuela actual sigue atrapada en el modelo de armonía y jerarquía. Aunque han cambiado los actores, la lógica rentista persiste. La concentración del poder, la asignación política de recursos, la ciudadanía pasiva y la fragilidad institucional son síntomas de un sistema que necesita reinventarse.

El cruce entre el análisis histórico de Urbaneja y el marco teórico que propongo nos ofrece una explicación potente: la crisis venezolana no es solo coyuntural, sino estructural. No se trata de cambiar de gobierno, sino de cambiar de modelo. De pasar del reclamo a la producción, de la armonía impuesta al conflicto legítimo, de la jerarquía rentista al mercado con reglas claras para la competencia.

Responder estas preguntas es el primer paso para salir del círculo vicioso. Y quizás, el único camino para construir una Venezuela democrática, productiva y estable.

Referencias

Ramírez, Douglas y Miranda, Rafael. (2009). “Las variables institucionales en el desempeño económico de América Latina”. Revista Venezolana de Ciencia Política, N° 36, pp. 19–66. https://is.gd/41Bykh

Ramírez, Douglas. (2003). “Armonía y Jerarquía vs. Conflicto y Mercado”. Economía, números 19|20, pp. 87–108. https://is.gd/41Bykh

Urbaneja, Diego Bautista. (2013). La renta y el reclamo. Ensayo sobre petróleo y economía política en Venezuela. Caracas: Editorial Alfa.


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com