¿Nagasaki o Manchuria? Las causas de la rendición final del Japón
Escrito por Carlos Balladares C. | X: @Profeballa   
Jueves, 14 de Agosto de 2025 00:00

altLa mañana del 9 de agosto de 1945 a las 11:02 A.M. a tan solo 500 metros de la llamada zona cero donde explotó la bomba atómica, unos pocos feligreses (entre 12 a 24 personas)

se encontraban en la catedral de la Inmaculada Concepción - ¡la más grande del este de Asia! - del distrito de Urakami de Nagasaki, preparando la misa que se celebraría al mediodía. Un sacerdote y una monja que sobrevivieron nos dejan respectivamente los siguientes testimonios de lo que ocurrió en ese instante:

El cielo se puso rojo, los edificios se derrumbaron y el sonido era como el de miles de truenos. Corrí hacia el jardín de la iglesia para ayudar a los heridos, pero no había nadie que pudiera ayudar. Había cuerpos desmembrados y quemados por todas partes. La catedral, el centro de nuestra fe y el trabajo de nuestros antepasados, fue destruida en un instante. Los católicos de Urakami, que habían sufrido tanto en la historia, no pudieron evitar este destino (Testimonio recopilado por la Diócesis de Nagasaki en 1945).

Estaba en la cocina de nuestro convento cuando la luz cegadora apareció. Me arrojé al suelo y cuando todo se oscureció, me levanté. El convento ya no estaba. Encontré a varias hermanas heridas, una de ellas tenía la piel de su cara y brazos colgando. Caminamos hacia la Catedral de Urakami para buscar refugio, pero solo encontramos ruinas y un silencio terrible. Fue un milagro que no hubiéramos muerto (Testimonio del Archivo de la Congregación de las Hermanas de la Caridad en Nagasaki en 1945).

Una vez más queremos darle el primer lugar de nuestro relato y análisis a las víctimas: con el respeto que merecen los aproximadamente 35 mil muertos en los primeros minuto, los 40 mil que fallecieron por las heridas y radiación hasta finales de 1945, y los 70 mil heridos. Estas cifras pueden parecer extrañas en comparación a Hiroshima porque representan un 50 % menor,  siendo la bomba lanzada sobre Nagasaki (conocida como “Fat man” y que no era de uranio sino de plutonio) casi el doble de potente en kilotones. La respuesta podemos verla en las imágenes al observar la geografía, pero también en la densidad poblacional: Hiroshima es el delta del río Ota, una región bastante llana y densamente poblada; y en cambio Nagasaki posee muchas colinas y su gente estaba más dispersa.

Todos los que vieron la película Silencio (Martin Scorsese, 2016) saben que este puerto fundado por los portugueses en 1571 se mantuvo como el enclave del comercio entre Europa y el Japón, pero también de su evangelización. San Francisco Javier, fundador de la Compañía de Jesús con San Ignacio de Loyola, predicó en Nagasaki cuando era solo una aldea. El ejemplo de los mártires y los que resistieron la persecución por 300 años dieron fuerzas a los llamados “kakure kirishitan” (cristianos ocultos) para conservar su fe hasta que en 1873 se legalizó la libertad religiosa y se reinició su expansión. En 1945 Nagasaki contaba con 16 parroquias y 35 mil fieles católicos (15 % de su población), atendidos por 11 congregaciones religiosas totalizando 180 miembros del clero. Entre ellas estaba el monasterio franciscano de “Mugenzai no Sono” (El Jardín de la Inmaculada) fundado por el que luego sería mártir en Auschwitz: el polaco san Maximiliano Kolbe, el cual decidió que se construyera a las afueras detrás de una colina, y esta situación permitió que sufriera pocos daños por la bomba y sirviera de refugio para los heridos el 9 de agosto.

La prensa, la opinión pública, la cinematografía e incluso la historiografía occidental en las primeras décadas de posguerra; sostuvieron que el impacto de la segunda bomba atómica y la creencia que Estados Unidos tenía más armas atómicas y que estaba dispuesto a usarlas, llevaron al emperador Hirohito a asumir el liderazgo y convencer a los que se negaban a rendirse. De esta manera el 15 de agosto (considerado por los aliados como el “VJ day”) ofrece su discurso radial de rendición conocido como "Gyokuon-hoso" (voz de la joya), en el cual no habla de la palabra “rendición” tal como podemos leer en el siguiente extracto:

Yo, el Emperador, después de reflexionar profundamente sobre la situación mundial y el estado actual del Imperio japonés, he decidido adoptar como solución a la presente situación el recurso a una medida extraordinaria. Con la intención de comunicároslo me dirijo a vosotros, mis buenos y leales súbditos.

He ordenado al Gobierno del Imperio que comunique a los países de Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética la aceptación de su Declaración conjunta.

(...) la situación de guerra no se ha desarrollado necesariamente para provecho de Japón, mientras que las tendencias generales del mundo se han vuelto contra su interés.

Bajo estas circunstancias, tenemos que determinar la necesidad de poner fin a la guerra, considerando lo que debe ser temido no solo para nosotros, sino para las generaciones futuras, y especialmente de evitar la aniquilación completa del pueblo japonés.

(...) Ruego a todos mis súbditos que mantengan la paz, se sometan a las órdenes del Gobierno y colaboren en el cumplimiento de las instrucciones recibidas.

El tono del discurso, el ser la primera vez que se dirigía directamente a sus súbditos y por radio, y el uso de palabras como: “medida extraordinaria”, “aceptación” (de la propuesta de rendición incondicional de los aliados sin decir estas palabras pero que se sobrentiende), “situación de guerra” contra el “provecho” e “interés” del Japón, “poner fin de la guerra (...) para evitar la aniquilación completa”. En especial esta última frase ha dado el protagonismo a las bombas atómicas como la causa determinante. Pero los soviéticos y el bloque comunista naciente sostuvo que la razón principal fue la invasión del Ejército Rojo a Manchuria (08 de agosto), el sur de la isla Sajalín (11 de agosto) y las Kuriles; y esta interpretación empezó a ser tomada en cuenta por historiadores occidentales a partir de los sesenta y setenta.

La interpretación “revisionista” sostiene que las autoridades japonesas temieron una división de su patria tal cual como ocurrió con Alemania, en su caso los soviéticos al norte (el plan ruso era después de ocupar el sur de Sajalín seguir con Hokkaido que es la más septentrional de las islas principales del Japón) y los estadounidenses al sur. La llegada del comunismo significaría la desaparición del “mikado” (monarquía) y todas las tradiciones de su civilización, a diferencia con la probable política más tolerante de los “americanos”. En Manchuria el avance fue rápido, pero en Sajalín 30 mil soldados nipones resistieron el triple de fuerzas de los soviéticos. La realidad pocas veces responde a una sola causa por lo que fue una decisión basada en lo que hoy la historiografía conoce como el “doble shock” (Hasegawa, T.; 2005, Racing the Enemy: Stalin, Truman, and the Surrender of Japan) sumado a la situación de rápido deterioro y acorralamiento. Winston Churchill (1957) en su obra sobre la Segunda Guerra Mundial aceptaba esta complejidad y no identificaba una sola causa. La semana que viene trataremos la situación del Imperio del Japón en el resto de Asia al momento de la rendición, en especial en China la cual ya anunció el inicio de una gran conmemoración y celebración que culminará el 3 de septiembre (fecha oficial de rendición del Japón en China).

alt


blog comments powered by Disqus
 
OpinionyNoticias.com no se hace responsable por las aseveraciones que realicen nuestros columnistas en los artículos de opinión.
Estos conceptos son de la exclusiva responsabilidad del autor.


Videos



Banner
opiniónynoticias.com