“Municipalabreos”
Escrito por Ramón Guillermo Aveledo | @aveledounidad   
Miércoles, 23 de Abril de 2025 05:37

altEs Viernes Santo, mañana es 19 de Abril y a propósito, quiero escribir acerca del municipio venezolano,

porque para este año están fijadas elecciones de alcaldes y concejales, pautan la Constitución y la ley, esas que defiendo, de todo y de todos, incluso de quienes juraron cumplirlas y hacerlas cumplir. Présteme su neologismo el historiador aragüeño Germán Fleitaz, culto y cordial primer alcalde de La Victoria, con quien hice amistad cuando éramos diputados en el último Congreso. 

Es Viernes Santo. En mi fe conmemoramos un acto supremo de amor por todos nosotros. La pausa de la Semana Santa, la aproveché para leer y escribir, principalmente textos con motivo del Centenario del nacimiento de Luis Herrera Campíns, gran hombre de quien fui cercano y una de cuyas principales lecciones es no permitir que el odio nos manche el alma. Soy testigo de su capacidad de pasar por encima de agravios, de perdonar. En 1957, después de haber sido golpeado, dos veces preso y finalmente expulsado del país, tras casi cinco años de destierro, escribió desde Münich: “Si algo agradezco a Dios todos los días, además de la protección de Su Providencia, es que haya podido vencer la batalla contra el rencor”.

Y es que la democracia que este país de nosotros necesita reconstruir, no para volver atrás que ni se puede ni es deseable, sino para avanzar a partir de lo mejor de nosotros, va a requerir dosis enormes de esa virtud extraviada, porque la democracia no es la guerra. Que el Resucitado nos de esa fuerza interior.

La democracia empieza en el municipio. El 19 de Abril de 1810, en el Cabildo caraqueño, se dio el primer paso en firme en la que sería la aventura de construir una República, tarea inconclusa doscientos quince años después. El municipio es la “unidad política primaria de la organización nacional” dice bien la Constitución, fidelidad a una historia que empezó antes que la Nación misma. Gabaldón Márquez considera al municipio la “raíz de la República”, porque la antecede como “primera expresión de la voluntad autonómica” observa Briceño Iragorry. La autonomía municipal es para Andrés Eloy Blanco, “de los principios tradicionales y salvadores de la nacionalidad”.

Al municipio venezolano hay que apoyarlo, promoverlo, fortalecerlo. Ayudar entre todos, porque todos somos vecinos, para que supere deficiencias, venza escollos, sea cada vez mejor y más útil a sus habitantes. Debilitar su autonomía es equivocado. Sabiamente, la Constitución traza ruta inversa en sus artículos 157 y 158. En la Cátedra Libre Andrés Bello de la UCAB, abrimos un curso en línea para concejales, con motivaciones de ética cívica y conveniencia social.

Por cierto, uno de los programas de Herrera en 1978, fue “Hacia una dimensión humana de la ciudad”. Por decisión legislativa, comenzando su gobierno tuvimos las primeras elecciones municipales separadas. En la directiva de FUNDACOMÚN, organismo creado en 1962, vi de cerca el apoyo estratégico del poder nacional al fortalecimiento del municipio.

Del querido Francisco hablaremos en una semana.


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